viernes, 31 de enero de 2014

ALFREDO

Alfredito, el mediano de los tres hijos de María Carrascosa y Daniel San José. Uno de los hermanos de mi padre. Mi tío Alfredo.


Para mí, otro de esos personajes idealizados de la historia de mi familia. Quizás porque se fue muy pronto, en 1941. Diecisiete años. También porque era dueño de  una personalidad arrolladora que mi padre nunca ha olvidado. Alfredo ha estado presente toda la vida en sus narraciones de infancia, y yo llevo su nombre en el mío.


Amante de la lectura, que cultivó intensamente durante los últimos días de su vida en los que estuvo recluido en una cama.  Una cama de la que ya no se levantó, herido de muerte por la difteria contraída debido el frío y las pésimas condiciones del taller de  platería donde trabajaban Daniel y él, los mayores. Hoy, los antibióticos le hubieran salvado la vida.


Chaval idealista, de firmes y tozudas convicciones sociales, mi padre lo recuerda como un valiente que con apenas trece o catorce años, durante la guerra, se subió a un camión de milicianos que se iba al frente y estuvo en la sierra durante varios días hasta que mi abuelo, destinado entonces en transmisiones de la D.E.C.A. (Defensa Especial contra Aeronaves del ejército de la República) en La Pedriza, avisado por alguien, lo devolvió a casa.


Hermano de infinita paciencia que cargaba con el pequeño a todas partes. Con él viajaba en el tope del tranvía hasta el cine Fígaro, donde se estrenaban las películas de terror, sus preferidas. Las paredes de su habitación estaban llenas de carteles y fotos de Boris Karloff, Bela Lugossi, Lon Chaney, y todas las estrellas terroríficas de aquellos años. Algo debe de influir la genética en nuestros gustos porque yo comparto la misma afición con ese tío al que no conocí.


Enamorado también de las novelas de Doc Savage y Pete Rice “el sheriff de la Quebrada del Buitre, del distrito de Trinchera”, que mi padre le cambiaba en el estanco del señor Juan, en la calle López de Hoyos, cuando ya no podía valerse por sí mismo. Gran lector de teatro. Su obra favorita, Romeo y Jullieta, y su personaje, Mercucio, el amigo inseparable de Romeo acuchillado en una de las reyertas entre Montescos y Capuletos, y cuya muerte, irónica y premonitoriamente, recitaba como si realmente le fuera la vida en ello: “No. No es tan profunda como un pozo ni tan ancha como puerta de iglesia, pero es suficiente…”


La muerte de Alfredito sumió a toda la familia en una tristeza infinita y a punto estuvo de volver loca a mi abuela. Daniel perdió a  su compañero de andanzas, y Luis a su hermano admirado, ese que tantas cosas le enseñó. La situación familiar se transformó de tal manera que mandaron a mi padre, con once años, a vivir durante un largo periodo a Colmenar Viejo con sus tíos y primas, de los que guarda desde entonces un entrañable y agradecido recuerdo por el cariño con el que le cuidaron.


Sirvan estas palabras de recuerdo y homenaje a Alfredo y a todos los Carrascosa que ya no están, especialmente a los que se fueron antes de lo que les correspondía. Va por todos ellos.

 
 


 
 

Copio, a continuación, el tremendo poema que mi abuelo le escribió y que expresa la desesperación ante la muerte de un hijo.


 

- O R A C I Ó N - Para Alfredito



¡Hijito! Si supieras...

Acaso entonces hubieras vivido

y así ¡si pudieras!

darías la luz que falta a tu nido


Ya tiene mamá sus ojos de seda

ciegos de mirarte hasta el infinito

y es que espera siempre anhelante y queda

que vengas a ella ¡hijito bendito!


Han hecho sus lágrimas

surcos en su piel

como el labrador labrando en la tierra,

y han hecho sus penas un alto escavel

por el que camina a la paz eterna


Dice que la esperas

que le preste mi hombro

para irte a buscar

¡y yo que ya con mis penas

no puedo... y me asombro

de no terminar!


¡Que será de ella! ¿De ella?

De los dos

¡Si pudiéramos ir en una estrella

los dos muy juntitos con nuestro dolor!


¡Pobrecito mío! Estabas ahito

de tanto dolor

y se fue apagando el pobre latido

que daba la vida

a tu corazón.


Míranos que manto de pena nos cubre;

¡Como cruza madre las manos al pecho

mientras su cabeza de nieve descubre

como margarita de tallo deshecho!


Tus ojos de seda nos miran constantes

como si estuvieras presente en nosotros

y son los luceros de claros brillantes

que alumbran la senda llenita de abrojos.


¡Recordamos tanto tus brazos de amor

que unieron tan juntas nuestras dos cabezas!

que ahora nos parece lazo de dolor

donde se han atado nuestras dos tristezas.


Espéranos siempre pedazo del alma,

¡Hijo tan querido ahora tan llorado!

a través del brillo de tu ida mirada

que allá nos iremos... ¡mamá está cansada!


Y cuando descanse quiere descansar,

poniendo la cara sobre tus rodillas;

quiere que tus manos largas y sencillas

alisen su pelo con tu acariciar.


¡Como duele ahora hijito del alma!

las veces que antes no te hemos besado,

como duele ahora, dentro de la entraña,

el pensar que antes hubieses penado.


Te fuiste quedito: como fuiste en vida

tan modesto y bueno, llenito de flores.

Y al ver que la tierra sobre ti caía

sentí toda el alma abrirse en dolores.



                               Daniel San José

miércoles, 22 de enero de 2014

FOTOS, FOTOS, MÁS FOTOS... LOS NIÑOS CARRASCOSA

El blog sigue creciendo. Se han incorporado José Antonio, Uti, Loli y Pamy, hijos de Moreni, Achín, Julia y Piín, respectivamente. Es un placer contar con todos vuestros comentarios, y darnos cuenta de que lo que empezó sin saber muy bien por qué ni adonde llegaría, se va afianzando.

La colección de fotografías también crece. Ahí va una buena muestra de imágenes de infancia de algunos Carrascosa Beltrán de primera y segunda generación. El colegio, las primeras comuniones... Y habrá más.

Gracias por asomaros a esta ventanita con ojos de niño.

 


   Je y Chely Carrascosa Bascoy





Marisa San José Vargas




Mari San José Sevilla



 Mari Cheli Díez Carrascosa, Mari Cruz Vilar Ruiz y Mercedes Carrascosa Bascoy






Basilio Lacort Carrascosa




Mari San José Sevilla






Boli San José Sevilla




Conchi y Juli Carrascosa Bascoy






Luisito San Jose Carrascosa





Marisa San José Vargas

 


Reyes San José Vargas


Juli Carrascosa Bascoy




Chely Díez Carrascosa




José Mari Teso Vilar




Miguel Ángel Díez Carrascosa y Alfredito Carrascosa 





Chely, Lola, Achín y Je Carrascosa Bascoy



Daniel y Alfredo San José Carrascosa


viernes, 10 de enero de 2014

LOS “OTROS” NOMBRES DE LOS CARRASCOSA

Tenía pensada otra entrada que quedará para más adelante, pero comentando con Sejo, hijo de Ninín, sobre los apodos y diminutivos de muchos Carrascosa, se me ocurrió tirar por ahí. Aprovecho para dar las gracias a Sejo por el nuevo envío de fotografías, y también para dar la bienvenida al blog a Almudena, otra de las hijas de Ninín, a Alfredo, hijo de Achín y a quien el tío Pío llamaba, según me cuenta, Achín Tataratachín Pequeño,  y a Noelia, nieta de Adolfo y bisnieta de Pío.

 

Cuando empecé este blog, le pedí a mi padre que me dijera los nombres de sus tíos y primos, y me encontré con la sorpresa de que no sabía, o no se acordaba, de los nombres de algunos de ellos. Curiosamente, de lo que no tenía ninguna duda es de los apodos familiares. Es asombroso como, a lo largo del tiempo, han podido casi desaparecer los auténticos nombres de algunos de sus primos. Él mismo, sigue siendo Luisito para Carmen y Boli, y me creo, por lo que estoy comprobando, que también para el resto de la familia, como lo era para sus padres y hermanos.

 

En todas las familias se dan los diminutivos y apodos cariñosos de sus miembros pero lo cierto es que entre los Carrascosa abundan de una manera llamativa. Siempre me llamó la atención y después de comentarlo con varios de vosotros, he comprobado que no soy el único. Seguro que más de uno lo ha pensado alguna vez. Je, Saina, Achín, Joaquinín, Pochola, Violi, Pupi, los Tesines o los Tesitos, Apelín, Chely, Moreni, Chati, Marita, Danielín, el Niño, Neniti, Ninín, Margot, Boli, Piin,.. y muchos más. Algunos son muy obvios, diminutivos o derivados de los nombres, pero sería divertido que, entre todos, intentáramos bucear en los orígenes de todos esos “otros nombres” de los Carrascosa, incluso de los nombres originales. Estoy seguro de que cada uno tiene una historia.



 

De pie, de izquierda a derecha, Danielito, Montse, Je y Piin. Sentadas, de izquierda a derecha, Carmen, Mari, Palmirita, Mercedes, Palmira, Neni Roberto y, delante, Boli y Mari Chely.





Delante, Enriqueta. Detrás, Margot, Valderas (novio de Conchi), Pochola y Chati.




Moreni, Tesín o Tesito y Marita




De izquierda a derecha, Paquita, Mariano, Joaquinín, ¿Palmira?, y Piin.





Santander. Detrás Alfredito y Danielito. Delante María y Piin.




Ninín recogiendo un trofeo de ajedrez.




El Niño




Pupi



Juli, Achín y Alfredito