martes, 29 de julio de 2014

BASILIO



Ayer recibí un correo electrónico de Mari Cruz. Me escribió para decirme que Basilio, el hijo de la tíos Aurelia y Germán, murió el pasado marzo. Su intención era visitarle aprovechando la visita a su hijo, que trabaja y vive en Francia, y se ha encontrado con esta noticia. Pensamos que debíamos comunicarlo a los que seguís este blog.


Me queda una sensación curiosa, rara... una especie de tristeza hacia la muerte de una persona a quien no conocí pero que se ha convertido en alguien cercano a través de los años y, sobre todo, desde que inicié esta historia familiar. Incluso hablé con él por teléfono hace unos meses y me enterneció su emoción al recordar su país y a su familia española. Tenía la ilusión de conocerle personalmente en alguna ocasión pero no podrá ser. Espero poder hablar en algún momento y conocer a Aurelita, su hermana.

 

Me he permitido volver a poner la fotografía con la que le he identificado toda la vida. Una fotografía enviada a su familia desde Mauprévoir en 1949. No tuvo, por lo que sabemos, una vida fácil, y creo que es justo rendirle desde aquí un modesto homenaje de cariño.

 

¡Hasta siempre Basilio!

 

 

 


6 comentarios:

  1. En el año 1962 Argelia se independizó de Francia después de una guerra terrible, en la que cómo pasa siempre en cualquier conflicto bélico, pagan lo menos implicados en el negocio de la política de altura. En aquella época de reconstrucción de un país libre del dominio de la Gran Francia, de la vuelta a casa de los franceses de "a pie" que pudieron contarlo, en la época de llorar muertes y curar las heridas del encontronazo bestial de los dos bandos, en esa época tuve la suerte de cartearme con Germán. Yo era muy pequeña, pero me gustaba esa correspondencia con alguien a quien no conocía pero que mi padre, "Joaquinín" admiraba tanto y del que contaba muchas anécdotas y buenos recuerdos del Hogar, aquel emblemático sitio que marcó a todos los sobrinos como mi padre, para siempre.
    En aquella época de correspondencia con "los de Francia" yo ponía mucho de mi parte, eran mis cartas y llegaban a mi nombre, pero era inevitable no escribir al menos unas líneas al dictado de lo que mi padre quería saber de ellos. Por esas preguntas supe del interés de él por Basilio, aunque Germán, teniendo en cuenta que la destinataria principal de la carta era yo y mis diez años, nunca dramatizaba, y la respuesta no iba más allá de un: va estando mejor, aunque por las cartas enviadas a mi abuela Enriqueta se contaran cosas diferentes. Tiempo después me enteré de la tragedia de Basilio que fue herido en esa guerra de Argelia, y cuyas secuelas le han acompañado hasta el final, pero por entonces mi idea de Basilio luchando en África, estaba más cerca de Emilio Salgari que de la miseria de las bombas y de los tanques. Esta idea la debió captar Germán y me hablaba de África y de Argelia, y hasta me llegó a enviar unas postales preciosas de Argel, con mezquitas que a mí me parecían ilustraciones de cuentos de las Mil y una noches,, pero cómo era natural, no me contó nada de lo que le pasó a Basilio, y que de nuevo una tercera guerra los daba de lleno. Terrible, teniendo en cuenta lo pacifistas que eran tanto Germán como Aurelia, y lo digo por las opiniones de todos los que los conocieron, y a juzgar por los escritos que he podido leer gracias al blog, o por los poemas de Germán que aún conservo. Nadie que escribe así es un belicista.
    Por razones que no vienen al caso, tenía desde hace tiempo una necesidad real, una obligación de ir a conocer a Aurelita y a Basilio, y saber por ellos cosas de sus padres y de la historia de Basilio en Argelia, de hecho, pensaba hacerlo este mes de julio aunque se complicaron las cosas por el trabajo de Pedro, mi hijo, que lleva ya dos años en Montpellier sembrando de parques eólicos Francia. Al no poder ir a verlos llamamos a Basilio pero la línea había sido dada de baja. Al llamar a Aurelita nos dijo el motivo, Basilio murió en marzo, estaba bien pero... Se lo encontraron en su casa, y la sensación es de que no hubo sufrimiento.
    Sin posibilidad de saber por el propio Basilio su historia, y consciente de lo que las guerras que le tocaron vivir marcaron su existencia, he decidido redimirle convirtiéndole en un personaje literario, aunque a estas alturas de mi vida ya no sea de Salgari. Descanse en paz.
    Quiero decir a todos los que leen el blog, que Aurelita estuvo muy cariñosa, y agradeció que para la familia siga siendo "Aurelita". Me contó que tiene tres nietos que saben español y que una de las nieta quiere venir a España. Recuerda con mucho cariño a la familia española de la que tanto le hablaban sus padres, y de la que guarda todas las fotos que ellos tenían. Ella es ya mayor y su marido está delicado, pero insistió lo feliz que se sentiría si fuéramos a verlos. Le di la dirección del blog, y espero que esa nieta tan española, se meta y practique el idioma de su abuela con nosotros, los Carrascosa Beltrán, su familia española, .
    Un abrazo



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    Respuestas
    1. ¡Que bonito escribes, Mari Cruz!

      Desgraciadamente, la realidad no se parece demasiado a las novelas de Salgari ni a lo que imagina un niño ante determinados acontecimientos. Menos mal que, a veces, nos refugiamos en la fantasía para adornar las cosas que pasan.

      Aunque nunca tuve contacto con ellos como tú, nosotros también escuchamos la historia de Basilio en la guerra de Argelia, y también fue para mí un personaje casi de novela. Como ya he contado varias veces, Germán, Aurelia y sus hijos forman parte de la leyenda familiar, esa manera de recordar y reconstruir acontecimientos pasados de una forma más "llevadera" y, desde luego, más emocionante que la propia vida. El exilio, los campos de concentración, la resistencia francesa, lo de Argelia...y, por supuesto que serían personas pacifistas. Como muy bien dices, son otros quienes pagan las insensateces de unos cuantos y lo que hemos oído y leído de Germán da una idea del tipo de hombre que fue.

      Ojalá Aurelita y su familia lean el blog y descubran la huella que dejaron en los que se quedaron aquí, e incluso en los que no les conocimos y vinimos después. Sería un placer que lo hicieran. Además, habría servido para algo más que el puro entretenimiento, para que supieran que no todo queda en el olvido.

      Me encantará leer lo que escribas sobre Basilio.

      Abrazos para todos.

      Carlos

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    2. Guau, ¡ Qué Preciosidad de escrito!. Como ya sabéis hay un dicho que afirma que la patria de uno es su infancia y leyendo lo que escribes Mari Cruz , se nota la huella tan profunda que en ti dejaron todos esos recuerdos, como estoy seguro debe suceder en la familia que está en Francia. Salvando las distancias y aunque a mí también me encanta Salgary, toda nuestra historia " Los Carrascosa Beltrán" me recuerda a " Raices" y a Kunta Kinte. En fín un abrazo para todos y en especial para los descendientes de la tía Aurelia.

      Juan Carlos

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  2. Hola a todos:

    Bueno, yo creo que con lo que ha escrito Mari Cruz con bonitas palabras ya está dicho todo. La vida de Germán, Aurelia y sus hijos, Aurelita y Basilio estuvo marcada por la tragedia. No fue "suficiente" que tuvieran que exiliarse por culpa de la maldita guerra civil española, sino que tuvieron la desgracia de que, recién terminada ésta, comenzó la horrible 2ª guerra mundial, con Francia implicada en ella desde el principio. Lo debieron pasar muy mal. Según he oído hablar en la familia, cuando bombardeaban, por lo que se ve, Aurelia cogía a sus dos hijos y los ponía debajo de ella para protegerlos y no los soltaba ni un momento. Y por si fuera poco, la guerra con Argelia. ¿Cabe más desgracia?
    Según he oído contar, pero no estoy seguro de que así fuera o cómo fuera, Germán prefirió nacionalizar a sus hijos franceses y no quería que Basilio tuviera que cumplir su servicio militar en España. Quizá sepas tú más de esto, Mari Cruz, y corrígeme si no estoy en lo cierto porque, como digo, no estoy seguro (todo viene de habladurías). En cualquier caso, era lógico ese deseo de Germán; pero la mala suerte quiso que, al hacer su servicio militar en Francia, Basilio tuviera que combatir en Argelia, lo que le marcó para toda su vida. Lo peor no fue el hecho de resultar herido (la verdad es que no tengo de talle de cómo fue), sino las terribles secuelas psicológicas que la acompañaron hasta el final de su vida. Al parecer el pánico era atroz, porque por las noches les tendían emboscadas y no sabían en qué momento una granada podía caer en su garita de guardia o si les rebanarían el cuello con un cuchillo o les pegarían un tiro por la espalda.
    Yo sí conocí a Basilio y tuve trato con él las dos veces que vino a España; la primera con sus padres. Estuvieron en nuestras casas de Madrid y el Pimpollar, donde se bañó en el río con gran satisfacción. La segunda vez vino en 1982, cuando se celebró el mundial de fútbol en España, con un amigo chileno que, de alguna forma, era su protector). Estuvieron todo el tiempo en nuestra casa y Amelia y yo les acompañamos a alguna verbena (creo recordar que en Chamberí), al parque de atracciones, porque tenían muchas ganas de divertirse, y a dar algún paseo por Madrid.
    Basilio era bonachón, tenía muy buen carácter, tímido, retraído, pero muy cariñoso y afable. Siempre, al hablar con él (tenía dificultad para hacerlo, pero no por el idioma), se le notaban esas secuelas que tanto le marcaron. Padecía dolores de cabeza con bastante frecuencia. Él, a diferencia de Germán (ya dije que me confesó que vino a España para ver a la familia, pero que no le produjo ninguna emoción pisar suelo español) sí tenía gran ilusión por venir a España, su país, como repetía muchas veces. Luego, ya no volvió más. En fin... resulta terriblemente injusto que tanto a Germán, tan poético, humanista, pacifista, como a Aurelia y sus hijos la vida les produjera ese desgarro de la separación de la familia y les trajera tanta desgracia. Cuando a veces nos quejamos de vicisitudes, que no llegan ni con mucho a las que sufrieron ellos, no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos al no haber pasado por situaciones tan terribles (como para volverse locos) y lo afortunados que hemos sido en esta ruleta de la vida. En fin, que sigamos teniendo suerte.

    Un abrazo.

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  3. Hola a todos,

    espero que hayáis pasado un buen verano y que sigamos encontrándonos en esta ventana por la que nos asomamos a la historia de una parte de nuestra familia.

    Quiero contaros que hace un par de días hablé con Aurelie Germanaud, que no es otra que Aurelita Lacort Carrascosa. Ál oro lado del teléfono me encontré a una mujer vivaracha y simpática con muchas ganas de conversación. Me contó que en poco tiempo ha hablado con varios primos de España, aunque no es capaz de relacionarnos a unos con otros. Son muchos años de falta de contacto y es lógico que se haga un lío, pero está contenta con este "reencuentro". Aunque habla español perfectamente me dio su dirección postal y me pidió que le escribiera para poder enterarse mejor de lo que le contaba. Lo voy a hacer y como no ha visto el blog, voy a intentar enviarle en papel algunas de las cosas que estamos escribiendo, así como fotografías. Me contó que ella también tiene varias fotos de las que en su día enviaba la familia.

    Del Hogar Recreativo y Cultural no sabe nada y sobre cosas escritas por Germán cree que conserva alguna aunque no demasiadas. Creo que le hará ilusión leer cosas escritas por su padre después de toda una vida.

    Lo dicho, una persona entrañable.

    Espero que estéis todos bien.

    Abrazos

    Carlos

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  4. Hola a todos:

    Yo también espero que hayáis pasado un feliz verano, estéis todos bien y tengáis energías renovadas para hacer frente a un nuevo año de trabajo. Nuestro verano, la verdad es que no ha sido muy bueno, pues a mi suegra le dio un ictus en agosto y hubo que hospitalizarla de nuevo, con lo cual ha salido aun más deteriorada. Ahora se va recuperando, afortunadamente, aunque despacio. En fin... habrá que tener mucha paciencia.
    Por supuesto que nos seguiremos comunicando en este punto de encuentro tan agradable y... a ver si nos reunimos otra vez (si podemos) antes de que se eche encima el frío. De ello estuvimos hablando hace unos días Mari Cruz y yo.

    Un abrazo.

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