Há tiempo que vengo observando como unos y otros van dándose a conocer mediante biografías, auto-retratos, bocetos, etc., que entre ellos se dedican.
Aprovechando, pues, que el presente BOLETÍN es algo mío, quiero usar de sus columnas para que nadie ignore las causas de mi existencia y las anécdotas de mi vida, puesto que también yo me creo con derecho que no con méritos, para darme a conocer. Así comenzaré diciendo que nací, muy chico (ahora ya voy creciendo), el año 1905, contando en la actualidad veintisiete años, dos meses y parte de otro.
Un día tuve la mala ocurrencia, con otros amigos, de fundar un Centro. Bueno será decir que antes de fundarlo ya era considerado por mis obras como la incubadora de las letras, pues tenía producciones como las a continuación expuestas: La Urbanidad de un Guardia Urbano, que no sé si andará ahí rondando alguna obra de este título, debido a lo desaprensivos que son los escritores de hoy en día que por salir del paso no dudan en dedicarse a la Plagioartisticoliteratura, Elefante en busca de nidos; Tratado de la Asueroquirurgicoterapiafonética, que a pesar de ser un tratado que de nada trata, se ha visto muy favorecido por el público y crítica, etc., etc.
En este Centro, y merced a un verso que tuve la osadía de hacer y leer, fui considerado como un gran poeta.
Lo que hoy tenéis la desgracia que caiga en vuestras manos, son simples notas de mi vida, porque antes de nada y ya que me han hecho poeta, quiero darme a conocer con toda clase de detalles, para que el día de mañana, que sea honra y prez de la literatura española, se sepa quién soy, de donde procedo, y no se lea al pie de mis obras: de autor desconocido; que casi es como decir que tales obras son incluseras, lo cual me parece poco honroso para la poesía. Y yo seré un mal poeta, un mal escritor, pero ¿un mal padre?...¡jamás!
Y dicho lo que antecede, vamos con mi nombre.
Les ha dado a muchos por llamarme Germán, que, según dicen es mi nombre de pila, y con él me conformo. No así con el apellido, ya que hay quien confunde el mismo con las patadas o pisotones de los burros, y me llaman Lacoz; otros, más benévolos me llaman Lacol, que es lo mismo que llamarme la berza; pero, en fin, dejémonos de divagaciones que a nada conducen, y continuemos el cuento, biografía, o lo que sea, ya que de todo tiene, aunque de nada se encuentre.
Dicen, y yo como lo compro lo vendo, y al que le pique ajos come, y no por mucho madrugar amanece más temprano, o al revés si os da igual, no por mucho tempranar amanece más madruga, etc., etc., que nací en el caluroso mes de Agosto, el día de Nuestra Señora de los Ángeles, del año antes citado. Yo no creo haber nacido en este mes, debido a que siempre me hallo muy fresco, aunque esto tampoco tiene nada de particular, si nos fijamos en las personas que me rodean.
Dejemos esto también, y concluyamos ya diciendo, que mis producciones en verso casi todas son más alegres que unas sevillanas, pues no encuentro forma de rimar la tristeza, y en cuanto a la prosa, para muestra basta un botón, tras de ser mala por meterme donde no me llaman, se semeja por lo triste un entierro de tercera en carretilla y sin acompañamiento de personas, ni de mulillas con plumeros negros, con las que más bien parece que va uno a los toros que a servir de abono a las patatas del enterrador.
También manifestaré que yo, (q.e.g.s.) (esta Gloria es una jamona cañón), me morí una vez, y en la actualidad muerto estoy que no coleo, ya que el médico, persona muy entendida en afecciones versátiles (por la relación que pueda tener la palabra con los versos), se empeñó en decir que yo la había diñao, y aunque quise protestar, no me dejó, diciendo que había espichao por la versoencefaliticogalvanoplastialaringologia, y en este plan, y según él continúo, hablando por un resorte catastróficomaquiavélico, colocado en la región, como si dijéramos, de los hielos, sita en el trigéminicocariacontecido, y tratan de lograr, por medio de la radiopatiadifusiocardiacaelectromagnética, mi renacimiento, exclamando: "Levántate y anda", con los tiempos de la cristomanofobia.
Voy a terminar definitivamente, porque he perdido los estribos, y a lo mejor me lanzo a hablar del puerto de mar de Pozuelo, cuyas aguas salobremeicoenciclopédicas bastan por sí solas a curarlamustiahidrofobiliapericoteria.
Además, está visto que cuando trato de hacer una cosa sale otra, o no sale ninguna, debido a que también padezco la artríticocamafeótica, que es un enfermedad crónica, por tener raíces muy antiguas, ya que derivan del griego, y que significan desarticulación de los huesos, producida por el aparato nervioso, irritado por el abuso del café y el narcótico.
Como habréis observado, ya voy terminando varias veces, y aunque ninguna ha sido la última, procuraré que sea esta, pues adivino que estáis todos vosotros contagiados de la enfermedad del bostezo y el sueño, denominada bostezo mefeolítica; pero antes deseo me digáis, en el próximo número si lo que padezco es una barbariglvanitis o si soy un ¡viva la Virgen!, con la afección de la pleuraneurasteniomaníaestrambótiqueridicularizada.
Beso a ustedes las plantas seudopedicurocallosas, nada más que de boquillambaricocefacifola.
He escrito.
GERMÁN LACORT
HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL
BOLETÍN MENSUAL DE CENTRO
Número 4
Madrid, 15 de Marzo de 1933
Año II
He transcrito textualmente el texto de Germán sin añadir ni quitar una coma, y espero haber sido capaz de copiar correctamente cada una de sus palabras. Su singularidad habla por sí misma. Ojalá sirva para que sus familiares lo puedan leer y disfrutar.
Plaza de la Prosperidad, sábado, once y media de la mañana, calor. Los primeros en llegar esperaban a que el resto se incorporara poco a poco. Algunos ya nos conocíamos a través de la red, otros nos habíamos visto en alguna ocasión, y varios no se veían desde hacia mucho tiempo. José Antonio y Mariano, Mari Cruz y Pedro, Ninin, mis padres, mi hermana, Elena y yo... alegría, besos, abrazos... ¿sera cierto eso de que la sangre tira? Nunca he estado muy convencido de ello pero lo cierto es que algo debe de haber. Además, el campo estaba abonado. Los bisabuelos y abuelos comunes, las fotografías, los recuerdos... De pronto aparecieron Margarita y Narciso, a quienes todavía no conocía. Poco tiempo después, Enrique y Amelia. Los hijos de Marita, Joaquinín, Pupi y Moreni, los primos Vilar, contentos de reencontrarse. Al rato, Concha, una de las hijas de Je. Mas alegría, mas besos y mas abrazos.
A partir de este momento empezamos un paseo que nos llevó a refrescarnos a Casa Emilio, en López de Hoyos, superviviente de tiempos pasados al que Enrique y mi padre tenían ganas de volver. Allí charlamos y brindamos por todos los Carrascosa.
A continuación nos dirigimos a la Plaza Moret, y algunos recordaron lugares importantes de sus vidas como el Ateneo Politécnico y el laboratorio Abelló. También, por cierto, la casa donde vivía el tío Germán. En esas andábamos cuando aparecieron Moreni, Isabel y Marisa para unirse al grupo y seguir riéndonos y "carrascoseando". Que bueno escuchar a los veteranos recordar anécdotas, historias y canciones, como aquella que, de niños, le oyeron cantar tantas veces a Pepe Blanco en el teatrito de variedades que instalaban en la Plaza de Balenchana, muy cerca de la casa de los abuelos Lucía y Pío.
¡Que buena memoria tienen y que jóvenes son! Yo me apunto.
Allí pasamos un buen rato y algunos se fueron marchando. Los más rezagados seguimos paseando por la Prospe para acabar picando y alargando un poco más una jornada que se nos hizo corta. Ojalá lo repitamos y la próxima vez seamos más. Fue un placer volver a ver a los que ya conocía y encontrarme con los que no. Realmente fue un día especial.
¡Gracias a todos!
Mi padre, de pie con traje negro, con unos amigos en el bar Parrondo, en la calle Vinaroz
Hola Carrascosas, recordando unos comentarios de hace tiempo sobre las tabernas y bares de la Prospe, y retomando la idea de encontrarnos para charlar sobre el pasado y el presente, os propongo darnos un paseo por la Prospe para disfrutar del buen tiempo, en el escenario de buena parte de los recuerdos de nuestra familia. Además podemos tomarnos unas tapas en alguno de aquellos bares mencionados en vuestros comentarios, o los que queden a estas alturas...
Podríamos quedar donde os parezca, el próximo sábado, diez de mayo, como a las once de la mañana. A lo mejor, incluso, podríamos comer por allí. Esto sólo es una sugerencia. Espero las vuestras para ponernos de acuerdo.
Creo que es una buena manera de conocernos y reconocernos, y ¿qué mejor sitio que la Prospe? Por supuesto, está abierto a todos y espero que os apetezca lo mismo que a mí.
Abrazos