domingo, 2 de marzo de 2014

EL TÍO PíO

El tío Pío, probablemente el más curioso, excéntrico y peculiar de los hermanos Carrascosa Beltrán. Creo que era el tercero. Jesús, Enriqueta, Pío, María, Lucía, Aurelia (no sé el orden de ellas tres) y Luisa, la pequeña.

Como espíritu libre le define Enrique Teso. Según he podido comprobar, esa idea romántica de un hombre absolutamente libre, eternamente joven y "antisistema", palabra tan de moda en nuestros días, con que le recuerda mi padre, está extendida a lo largo de la familia. Es cierto que el tiempo todo lo adorna, todo lo agranda o lo empequeñece, pero algo debió de tener el tío Pío que le hacía diferente al resto de su familia, de sus vecinos, de la gente común de su generación.  Un hombre absolutamente original que, según mi padre, su ahijado de bautismo, en aquellos años convulsos de la guerra civil, se metía irónica e inteligentemente con todo el mundo, que no era de izquierdas pero tampoco era de derechas. Curiosamente, según le contaron a Mari Cruz su abuela Enriqueta, sus tías y Joaquinín, su padre, que quería al tío Pío como si fuera su hijo, el episodio de su arresto durante la guerra se debió a su defensa de dos monjas que estaban siendo molestadas por unos milicianos. Él, anticlerical convencido, que ni se casó con la tía Sara ni bautizó a ninguno de sus hijos, que les puso nombres de flores a dos de sus hijas, y para el que el único Dios era El Quijote, libro que increíblemente se sabía de memoria, que recordó durante toda su vida, y que declamaba a la menor ocasión como recuerdan varias personas de la familia que tuvieron la oportunidad de escucharle. Parece que se lo aprendió durante el tiempo en el que estuvo escondido para que no se lo llevaran, algo que finalmente no pudo evitar.

El primer aviso fue la quema del puesto de huevos que tenía en el lugar donde hoy se levanta el mercado de La Prosperidad, y que en aquel entonces, los primeros años treinta del siglo XX, era conocido como "el campo del Pío", precisamente por ese puesto, único en ese momento. Cómo único y famoso en el barrio era su coche y la bocina que, tal como recordaban hace poco mi padre y Ninín, provocaba la avalancha de todos los chavales que la reconocían y corrían a recibirle por aquellas calles de La Prospe, todavía de tierra... pabú, pabú...

En el tiempo en que todavía muy jóvenes, los Carrascosa Beltrán vivían en casa de sus padres, Pío tenía una peculiar manera de asearse a diario. Calentaba agua casi hasta el extremo, la vertía en una palangana y allí, en el patio del terreno de la abuela, se "escamondaba", palabra con la que mi abuela definía como su hermano se lavaba al aire libre con agua hirviendo. En el mismo terreno donde años después, él sólo, armado de pico y pala, excavó una mina que les sirvió de refugio durante los bombardeos y donde todos los primos Carrascosa jugaban una vez que la guerra hubo terminado.

Especialmente entrañable es el recuerdo de unos duros de plata que Pío guardaba y que sirvieron a su hermana María, mi abuela, y a su familia para que pudieran sobrevivir recién terminada la guerra. A la detención y posterior despido de mi abuelo se añadió  que el dinero de la zona republicana, y Madrid lo era, dejó de tener valor.

Agradezco a Pamy, Palmirita, el envío de estas dos fotografías en las que podemos ver al tío Pío, su abuelo, ya muy mayor. Es el único de los hermanos a quien todavía no habíamos visto. Los que no le conocimos, ahora tenemos la oportunidad, y a los que sí, seguro que les gusta recordarle.

Hay muchísimas más anécdotas con el tío Pío como protagonista, y tiempo habrá para seguir recordándole, porque ¿qué es la vida sino recuerdos y palabras?


El tío Pío con una de sus nietas, Palmira.



19 comentarios:

  1. Sin duda el tío Pio era un Carrascosa en estado puro, acabo de leerle a mi padre la entrada en el blog y me comenta, dos anécdotas, la primera que la afición del tío Pio por el Quijote, le llevo a la televisión, concretamente al programa de José María Iñigo, donde trabajaba mi Tío Daniel, que incuestionablemente fue el promotor de su incursión en la tele. Y que ya de mayor estando en una residencia para la tercera edad, en la que sin duda entro por años pero no por espíritu, monto una revolución contra la dirección de dicha residencia.
    Y es que así era el Tío Pio, una persona diferente, que suerte que fuera Carrascosa.
    Besos para todos.

    ResponderEliminar
  2. Yo todavía me acuerdo de cuando iba a la granja ke tenía en Hortaleza (creo ke donde está ahora el Campo de las Naciones) donde criaba pollos, conejos y patos. También me acuerdo de la higuera ke tenía y ke daba unos higos cojonudos (perdón) y a la ke yo me subía y era más feliz ke un regaliz. En aquella epoca ibamos con Miguel ke nos venía a buscar y nos llevaba en su coche (un Opel Record ke trajo de Alemania) y también me acuerdo de Violeta y sus hijos y de cuando Emilio nos montaba en su 600 y hasta una vez me dejo conducir (bueno llevar el volante) por lo ke se llamaba Las Carcabas. También me acuerdo de la tía Sara y de ke eran todos muy amables con nosotros y de haber pasado momentos maravillosos. Yo siempre he admirado mucho al tío Pío y como el soy un Republicano convencido (puede ke debido a su influencia y a las historias ke sobre el me contaban mi abuela y mi madre).
    En aquella época también nos veíamos mucho con Celinda y Manolo su marido, recuerdo ir a comprar con mi madre a la huevería de López de Hoyos (ke fue primero del tío Pío) y de ke también iban a la Granja con sus hijos Manolín y Celinda (ke luego iba a mi clase en el Instituto Conde de Orgaz en Canillas).
    En fin ke tiempos, ke emocionante recordarlos, desde luego Carlos este blog ke te has montado es una autentica pasada.
    Besos para tod@s.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De verdad Jose Antonio, es una pasada este blog, yo tambien me acuerdo mucho de esa higuera, tambien me sentaba debajo y no paraba de comer higos. Nunca mas en mi vida he cmido unos higos tan dulces como aquellos!!!. Pero no me recuerdo bien de ti, cuando tengastiempo ubicame a ver si somos de la misma quinta, yo cumpli esta semana 65 primaveras*******, saludos

      Eliminar
  3. En efecto, un espíritu libre es para mí lo que más le podía definir al tío Pío. Ya lo he comentado en el blog, pero insisto en que lo que más me admiró de él fue cómo amaba la libertad, su optimismo inquebrantable, sus ganas de vivir (¡algo tan importante!), sus convicciones tan firmes y su manera de hacer frente a la vida en situaciones adversas. Dio muchas vueltas en la vida, pero siempre conseguía lo que quería, él solo, se bastaba por sí mismo.
    Según mi madre, fue el primero del barrio en hacer ondear la bandera republicana, aunque luego le pagaron muy mal. Anticlerical, pero defendiendo a unas monjas de la persecución que sufrían los religiosos entonces, lo cual me parece intolerable a pesar de que yo, como él, tampoco soy creyente y también me siento republicano... más bien ácrata (aunque monárquico circunstancial, porque sólo de pensar que podría salir elegido como presidente de la república algún personajillo del cual no quiero hablar, no sea que pudiera herir la sensibilidad de alguien, pues, que me quede como estoy...). También me identifico con él en aquello de ser antisistema.
    La verdad es que no tuve demasiado contacto con él. La mayoría de las veces fue cuando venía a casa cuando charlaba con él, pero siempre me admiró su espíritu luchador y aventurero y, sobre todo, lo libre que era.
    Cuando conoció a Amelia (entonces éramos novios) me dijo que fuera bueno con ella, que la tratara con delicadeza y que fuera atento y condescendiente; que a las mujeres había que tratarlas con mucha delicadeza, porque lo eran todo para nosotros, y que con ellas había que tener detalles tan simples como traerles, aunque sólo fuera, unas florecillas del campo para que las pusieran en un florero y alegraran la casa. Un auténtico bohemio. Por cierto, una cosa curiosa, que me hacía mucha gracia era su expresión muy frecuente: ¡María santísima! a pesar de su carácter anticlerical.
    En fin, reprimir, encerrar, conducir al tío Pío hubiera sido como pretender embotellar un tifón, algo imposible. Ese espíritu de libertad me fascinó, y es en lo que más me identifico con él. La libertad es algo que nunca se debe perder. Cuando la gente no sabe ser libre, seguro que encuentra muchas limitaciones en la vida y, a menudo, el fracaso.
    Y las ganas de vivir... Si no me lleva por delante un cáncer de pulmón, por lo que fumo, también quiero vivir 100 años, como el tío Pío.
    ¡Menuda parrafada cebolleta que he soltado!

    Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  4. Hola!

    No sabéis lo que os agradezco tus palabras, José Antonio, y tu parrafada cebolleta, Enrique. No conocía la historia de la bandera..

    Quisiera haber conocido al tío Pío, todo un carácter. Me gustan mucho todos los recuerdos de él que contáis unos y otros. Su independencia, su amor a la libertad y, sobre todo, ese optimismo y esas ganas de vivir por encima de todo. Esa personalidad me recuerda mucho a la de mi padre, probablemente heredero de algunos rasgos de ese carácter optimista y joven que trasciende a los años que se tengan y que ayuda a superar o, por lo menos, sobrellevar dignamente los malos tragos que se nos presentan a lo largo de la vida. Ya quisiera yo tener un cincuenta por ciento de ese optimismo y esa juventud a prueba de bombas.

    Estoy convencido de que las personas queridas, conocidas o admiradas por las razones que sean, no desparecen mientras alguien las recuerde. Alguien dijo que la infancia es la patria del hombre, y no puedo estar más de acuerdo. Mi infancia está llena de todos esos nombres que poblaron la de mi padre.

    Besos y abrazos para todos.

    ResponderEliminar
  5. Mi padre quería al tío Pío como si fuera su padre, y para mí era como un abuelo al que íbamos a ver a la granja cada verano, y también a su mujer Sara, siempre discreta y amable y con ganas de que disfrutáramos del día en el campo.
    La granja. La granja era increíble, el reino de la libertad por lo menos para los pequeños, entre los que estaba. Puedo asegurar que nos dejaban hacer lo que quisiéramos. Nos subíamos a los frutales, nos escondíamos entre los setos de lilos, o nos metíamos a incordiar en los gallineros. Aquellos días para mí son inolvidables. La granja era..., es un paraíso perdido. Podría estar escribiendo mucho, muchos son los recuerdos, y todos buenos. Veo a mi padre cavar junto con Adolfo, haciendo el segundo pozo de agua. A la tía Sara siempre de aquí para allá, y sonriendo. A Celinda, y a Manolo llenando el estanque donde nos metíamos a bañarnos, no nos llegaba el agua ni a la cintura y algunos teníamos miedo y preferíamos los estanques de los patos, más blanditos y mullidos, asquerosos claro, eran de los patos y nosotros allí, a incordiar y a pisar la mierda.
    Recuerdo a la tía Violi con una pamela preciosa, a Rosita, a Emilio, y a la prima Luci en el melonar con una navaja, destripando melones y sandias a gusto de la tropa que éramos todos los primos pequeños, entre ellos Isabelita, a las dos, una vez que estábamos incordiando hasta a las piedras, nos salió una víbora junto al pozo viejo.
    La hora de la comida bajo las moreras. Estabas comiendo y te llovían las moras dulces y blancas. El tío Pío presidía la mesa y como faltaban asientos, nos sentábamos en cajones de tablas. Luego, en la sobremesa recitaba El Quijote.
    Era un tipo genial, elegante con aquel bigotito blanco tan familiar a los Carrascosa, y la visera. A mi siempre que me veía me saludaba con un Maricruz muy divertido, ya que según me contó, siendo muy pequeña, me preguntó cómo me llamaba y le sorprendió que dije muy correctamente mi nombre, y me lo repetía.
    Es cierto que hablaba de María Santísima, pero sobre todo si no estaba de acuerdo con algo y la invocaba de forma peyorativa, a mi me hubiera horrorizado aquello de no ser dicho por él, tan amable, tan inteligente y tan complaciente con todos.
    Después de un día de no parar llegaba el momento triste de la partida, de la vuelta al mundo y la civilización, pero antes cenábamos a la luz de la lámpara de carburo, ese olor lo tengo metido y me trae una parte de la niñez perdida.
    La granja es parte de los recuerdos bonitos de mi infancia y en ella siempre veo a mis padres, y a Luci llamándole Joaco a mi padre, que allí era muy feliz, a Palmira y Pío, a Celinda y Manolo, a Violi, a Rosita, a Emilio, a Luci, a Miguel, a Adolfo y su Vespa, más de una vuelta me dio, y a toda las panda de pequeños salvajes: Palmirita, (la verdad es que ella siempre era muy buena) Roberto, Isabelita, Arturo, Celinda, Manolo, y mis hermanas y mi hermano Joaquín, y los perros de turno, además de pollos, patos, conejos, lagartos, geranios de colores, pájaros y demás especies.
    Era genial subir por la parte de atrás de la casa y estar a la altura del tejado y jugar con las tejas, o irnos al olivar, hoy el famoso de la Hinojosa.
    Creo que hubo un tiempo en el que el conde de no sé qué, iba a caballo a ver al tío Pío para charlar un rato.
    Enrique, ya ves que también parezco una persiana de otra época, pero es que la granja y su dueño dan para mucho
    Un beso a todos..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Realmente entrañables son vuestros recuerdos del Tío Pío y su granja. Ya me hubiera gustado conocerla y disfrutar de uno de esos días de libertad infantil en ella. Mari Cruz, lo cuentas de tal manera, que podemos imaginarlo y hasta verlo. Se nota que pasaste allí momentos muy felices.

      Gracias, como siempre, por tu aportación a esta histoira.

      Eliminar
    2. Hola Familia,, el verdadero nombre de (EMILIO ).es MIGUEL. Un saludo FAMILIA.

      Eliminar
  6. Mari Cruz;
    Al leer tus recuerdos, me da la sensacion de estar leyendo una parte de "la casa de los espiritus". que es uno de mis libros preferidos.
    Gracias por compartirlos.
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Querida Marisa,
    muchas gracias por ese comentario tan estimulante para seguir escribiendo en el blog, y de paso te animo a que tú también escribas y nos hagas partícipes de los tuyos, además, tienes la suerte de contar con tu padre y su "memoria Carrascosa" toda una mina para el blog.
    Un beso

    ResponderEliminar
  8. Querida Marisa,
    muchas gracias por ese comentario tan estimulante para seguir escribiendo en el blog, y de paso te animo a que tú también escribas y nos hagas partícipes de los tuyos, además, tienes la suerte de contar con tu padre y su "memoria Carrascosa" toda una mina para el blog.
    Un beso

    ResponderEliminar
  9. Hola Carrascosas, estaba extrañada mucho tiempo sin tener ninguna entrada, pero ahora veo porque, te estabas preparando con algo bien bello. Me encanto lo que escribistes de mi abuelo Pio, es tal cual, las historietas que le escuchamos a mi padre toda la vida, a los Carrascosa nos gusta mucho hablar, verdad?, y a mi padre le encantaba contarnos historias de su vida.

    ResponderEliminar
  10. Hola Pamy. Me alegra mucho que te haya gustado. En realidad, como verás, he hablado de recuerdos antiguos, los de mi padre que quería mucho a tu abuelo y siempre le ha admirado. Yo no le conocí ni viví lo que otros primos cuentan, por lo que no puedo ir más allá. Lo que sí he intentado es plasmar la esencia de ese hombre tan particular.

    Besos

    Carlos

    ResponderEliminar
  11. Pues si, Carlos, hoy estuvemhablando con mi padre por telefono y le lei todo lo que escribistes a,proposito de su padre Pio, mi abuelo, y estaba emocionado, me decia, si, si es verdad asi fue. Le gusto mucho y me dijo que si alguno de los Carrascosa gusta de ir a visitarlo o llamarlo por telefono, el estara gustoso de conversar. Uy! Lo que le gusta hablar. Ahora esta mi hermana Isabel pasando un tiempo con el alli en Manzanares el Real donde vive actualmente. Referente a,lo que cuenta MariCruz de la granja de,mis abuelos, es tal cual, que de recuerdos, lo que disfrutamos todos alli. No se si ella estaba tambien cuando ibamos un poco retirado de la granja, a la cueva de la que nacia un manantial, y bueno, eso era lo maximo, todos los primos grandes, nuestro refugio. Y cuando ibamos a las plantaciones de garbanzos, nos los comiamos directamente de la mata, aun verdes, tan dulces, que ricos. Cuando recordo el corte de las sandias y todos alrededor comiendo, este blog me transporta a mi niñez, es muy bonito. A veces escribo en un blog todos estos recuerdos, se llama Pamy.4blogspot, lo tengo que actualizar, hace tiempo que no entro en el. Os mando un abrazo y os envio el telefono de mi padre, por si alguien quiere llamarle 91 8558709, hasta pronto

    ResponderEliminar
  12. Hola Pamy, que bien que se lo hayas leído a tu padre. Y todavía mejor que le guste y reconozca lo que estamos escribiendo. Me encantará hablar con él por teléfono y hasta visitarle. Lo malo es la falta de tiempo. En cuanto lo tenga lo haré para que nos siga contando cosas. También le pasaré a mi padre el teléfono para que hablen.

    Veré tu blog.

    Besos

    Carlos

    ResponderEliminar
  13. ¡FELICIDADES VIOLETA!
    Hoy es el 92 cumpleaños de Violeta, Violi. Una Carrascosa de los pies a la cabeza, sobre todo por la cabeza, me ha recordado a su padre, el tío Pío. Qué memoria y qué voz más joven. Hemos quedado en que la próxima vez que haya reunión de Carrascosas se apunta.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  14. Cuando quedemos la próxima vez, me encantará conocer a Violi, otro de esos nombres que he escuchado toda la vida.

    Abrazos

    Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días,,Gracias x compartir vuestras vivencias y recuerdos,,Pío mi bisabuelo.
      Soy Carrascosa, nieta d Violeta (Violi),Y bisnieta Sara y Pío.
      Un gran y enorme saludo a tod@s...

      Eliminar
    2. Hola! Gracias por dejar tu comentario. Bienvenida!Me encanta que hayas entrado en el blog y que te guste. Está a tu disposición para lo que quieras decir.

      Un abrazo.

      Eliminar