DIA DE PERROS
Releo el comentario que hizo Concha hace un tiempo donde nos hablaba de los perros de la abuela Lucía, de los que Je, su padre, le habló muchas veces. Y nos decía sus nombres: Pun, Reno, Tiro y Cora. Mi padre todavía recuerda una cuarta perra, Linda, que acompañaba al abuelo cuando iba de caza. Aparte de seguir aportando datos a esta historia, me da pie para hablar de los Luceros, los perros que a lo largo de los años hubo en la familia San José - Carrascosa. Y, posteriormente, también en la mía, San José - Vargas, ya que el último lo tuvimos cuando yo era niño. Todos llevaron el mismo nombre, llegando a crearse casi una dinastía perruna. El primer Lucero, el segundo Lucero... y así hasta el cuarto, un perro listo como el hambre que hizo honor a su nombre y que era dueño de nosotros y no al contrario.
Parecido a este debió ser el primer Lucero, que coincidió en el tiempo con el Hogar Recreativo y Cultural y era considerado un miembro más. Los acompañaba allá donde fuesen, lo mismo a representar una función de teatro que a cualquiera de las excursiones; campaba a sus anchas por entre las aulas y entre cajas en el escenario. En una de aquellas excursiones a Aranjuez, se despistó del grupo, cosa rara en un animal tan inteligente. Cuando después de una tarde entera buscándolo lo dieron por perdido y regresaron a la Prospe, el Lucero los estaba esperando tan campante en la puerta del Hogar. Un perrazo fuerte, avispado y sociable aunque pendenciero, de pelo rojizo, que una mañana ya pasada la guerra, se metió en la Escuela de Mandos, el actual Centro Cultural Nicolás Salmerón, algo que solía hacer y por lo que era perseguido reiteradamente, y alguien, cansado del incordio de aquel perro entrometido, chulo y orgulloso, le asestó un sablazo que le produjo una enorme herida de la que le costó recuperarse.
Tan popular era el perro que inspiró una cancioncilla que ha perdurado a lo largo de los años, y que en mi familia hemos cantado en los viajes largos en coche y en las nochebuenas. Que bueno que Moreni la recuerde y escuchársela cantar junto a mi padre.
El segundo Lucero, un perro zalamero, negro como el carbón y, como el primero, parte de la familia. No he conseguido localizar una fotografía que anda por casa en la que se le ve acompañando a un Luisito de doce o trece años. Cuando la encuentre la traeré aquí.
El siguiente, tercer Lucero, era negro como el segundo. Y más negro que parecía ya que se pasaba el día metido en la fundición. En la misma calle se encontraba entonces el Laboratorio Abelló, donde trabajaba mi madre, ya novia de mi padre en aquel momento. Cuando sonaba la sirena que anunciaba la salida de las trabajadoras del laboratorio, mi padre y el Lucero se abalanzaban a la puerta por donde salían las chicas con sus impolutas batas blancas a las que el perro les plantaba las patas sucias con el consiguiente revuelo, mientras mi padre, también completamente tiznado, se iba topando con ellas en busca del beso de su novia, Alejandrina, mi madre.
Es cierto, en todos los viajes terminábamos cantando la canción del Lucero y es que los recuerdos de mi padre han pasado a ser los nuestros.
ResponderEliminarPero yo de quien quiero hablaros, es de el cuarto Lucero, mi primer perro y ultimo de su nombre, era un perro listo y autosuficiente no necesitaba a nada ni a nadie, hacia lo que quería y estaba con nosotros por amor, por que el amor de los perros es totalmente desinteresado y agradecido, nos quería a todos pero sobre todo a mi madre, teníamos una vecina a la que acompañaba la lavandería y la decía cuando el semáforo estaba en verde, recuerdo la primera vez que fue a Santa Pola, nada más bajar del coche desapareció le buscamos por todos lados y no aparecía , mi hermano y yo llorábamos porque creíamos que se no había perdido para siempre y a la caída de la tarde llego el señorito, venia de darse un baño en el mar, tengo tantos recuerdos de este perro que no quise poner a ninguno mas Lucero.
Después vinieron Berta que ya murió, Trasto que tiene 17 años y el Pitufo que tiene tres y un montón de gatos, pero esa es otra historia.
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ResponderEliminarTengo problemas para subir el vídeo de Moreni y Luis cantando la canción. En cuanto lo consiga lo pondré.
ResponderEliminarSaludos a todos.
Carlos
Soy Concha.Es cierto Carlos lo de la cuarta perra del abuelo,Linda,ahora lo recuerdo.Yo he te querido tener mas perrosnido un cocker,que deciros....maravilloso,inteligente,alegre dulce muy despierto.Como tu bien dices Marisa el amor de los perros es totalmente desinteresado y agradecido.En los momentos mas difíciles de mi vida ahí estaba,dándome su amor y su fidelidad.El 26 de abril 2006 murio de una insuficiencia renal,tenia 15 años y su perdida fue tan tremenda para mi que no he querido tener mas perros.Ahora tengo dos tortugas que tienen 17 años.Un beso para todos.
ResponderEliminarMi madre también me ha hablado de la Linda y también me ha contado historias de un gato llamado Rasca y ke se iba por las noches buscando gatas y ke alguna vez volvio malherido nosotros tambien hemos tenido perros el Chiri ke era medio lobo y me lo traje un dia del monte porke estaba abandonado y la Bilma ke se murio el año pasado y a la ke echamos mucho de menos.besos
ResponderEliminarRecuerdo muy bien a tres perros de la granja del tío Pío: Cascales, Picatoste y Almendrita. En cuanto nos olían a bastante distancia salían como sabuesos a nuestro encuentro. Yo me moría de miedo nada más oírlos ladrar, pero en cuanto mi padre empezaba a llamarlos, movían el rabo y nos custodiaban el resto el camino, y no nos molestaban durante todo el día. Las perras parían en la granja haciendo un hoyo en la tierra, ya os podéis imaginar cuando había cachorros, una maravilla.
ResponderEliminarMi primera perra se llamaba Samba, era un autentico trasto salvaje, y un buen día cuando llegué a casa, mi padre se la dio a su primo Pío. Fui a verla algún domingo que otro, pero con Palmirita, Isabel, Roberto y Arturo, estaba feliz. Un mal día me enteré que la pilló un coche.
Mis padres tuvieron a Golfo, un perro lobo que murió pronto. MI segundo perro: Pipa, un cocker negro, que al igual que dice Concha, me entendía sin necesidad de hablar. Aquí la tengo en una foto en la estantería, y siempre estará en mi recuerdo. Ahora tenemos a Lula, bueno, más bien la tiene mi hija Eva, pero para mí es como mi nieta-perra. Viene y va de La Palma a Madrid, o a Francia, como si tal cosa. Es la perra más guapa y más lista que he conocido (Cómo veis voy de abuela), es increíble que con su pinta de peluche, salte los riscos de La Palma, o de la Sierra de Madrid, como si fuera una cabra montés, cace conejos y lagartos, y coja gallinas por el cuello y te las traiga sin matarlas, y... Estamos encantados con tenerla.
Besos a todos.
Como me alegra leerte Mari Cruz:
ResponderEliminarPorque yo soy también abuela de una perra, la nuka, una bóxer lista como el hambre, obediente y mas buena que el pan, es la perra de mi hija Diana que heredo de la familia su cariño por los animales, una vez estaba yo en Santa Pola y cuando vine había adoptado una coker que se había encontrado en la calle Nube y que desgraciadamente murió muy pronto ,antes que esta perra vino a nosotros keko un ratonero chiquitito y gracioso, que una mala noche de reyes se cruzo, con un perro muy mal enseñado por su dueño, por que los animales son buenos, los humanos los hacemos ser malos, los enseñamos a ser agresivos porque nosotros lo somos, le mordió y murió justo el día de reyes que era el cumpleaños de mi hermana, después adoptamos a Minie una perra buena que me acompaño junto con el trasto en muchos momentos y que murió antes de tiempo dejándonos con esa desolación que solo entienden losa que tiene animales, está claro que somos Carrascosas y se nos nota en muchas cosas.
Besos para todos y hoy sobre todo para los papas.
Y a mí me encanta que te guste.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que debe ser muy Carrascosa el amor y el respeto a los animales.
Mi sobrina Vanesa, hija de Kety, ha tenido dos falderos que le han durado 18 años, y además, durante un tiempo iba los domingos a ayudar a una perrera de perros abandonados, lo tuvo que dejar antes de caer en una depresión.
Mi sobrino Miguel Ángel, hijo de Pepa, tenía dos gatos hasta la semana pasada que tuvo que sacrificar a Nina, que pasaba los dieciocho años. Por lo menos sigue teniendo a Tito que debe andar cerca.
Mi padre era especialista en que le siguieran perros hasta la puerta de la casa, y de no ser por mi madre que se imponía, la verdad que con razón, hubiéramos tenido que irnos para dejar sitio a tanto perro que mi padre quería siempre adoptar.
Espero que José Antonio cuente la historia del Rasca que Moreni recuerda muy bien. Fue una tragedia cuando murió, y en especial para mi padre.
Yo me acuerdo del Moro, que vivía en los tejados de Cardenal Silício 8.
Un beso
Mi madre me ha hablado de uno de los perros de tus abuelos, Carlos. Seguramente se trata del primer Lucero, porque ella no se acuerda del nombre. Dice que en la época en que vivió allí con ellos, como solía ser la primera que se levantaba, el perro iba todas las mañanas a su habitación a despertarla para que le sacara a la calle a hacer sus necesidades. Me dice que vuestro padre, que entonces era pequeñito, la quería mucho y no se separaba de ella. Por lo que se ve, cuando iba a salir de casa le tenían que esconder porque siempre quería ir a todas partes con ella.
ResponderEliminarTambién me ha contado que en Cardenal Silíceo tenían un perro (no recuerda su nombre, pero puede que fuera la perra Linda) al que se llevaron los de la perrera delante de ella y se llevó un gran disgusto.
Yo, por mi parte, sí recuerdo al "Rasca", que creo que llegué a ver alguna vez cuando la abuela Enriqueta vivía todavía en Cardenal Silíceo. Recuerdo perfectamente la casa y un reloj despertador muy grande que tenía en la mesilla, que luego, cuando se estropeó, pasó a mis manos y aproveché sus piezas. Todavía tengo algunos de sus engranajes... También recuerdo a su vecina, la señora Asunción, a la que Joaquín y el Niño llamaban "la palejo" y la abuela les decía que eran unos sinvergüenzas.
El padre de mi mujer, Amelia, que era muy aficionado a la caza, tenía dos perros cuando yo la conocí. Unos de ellos, "Juanito", era también muy independiente, como Lucero. Cuando íbamos al pueblo, a veces desaparecía y se iba hasta otro pueblo muy cercano, donde tenía la casa la abuela de Amelia, y se estaba allí hasta que le apetecía. Después de unos días volvía de nuevo a casa. Una vez fuimos Amelia y yo a un monte cercano a buscar fósiles y, como eso no le interesaba, desapareció. Cuando volvíamos nos estaba esperando en el camino con una perdiz que había cazado.
Un abrazo a todos.
Hola a todos!
ResponderEliminarEstá claro que podemos contar un montón de anécdotas de nuestra fauna, que parece de lo más variada. Por mi parte, tenemos una gata desde hace varios años, Lua, que una compañera encontró en el motor de su coche con apenas un mes y que le ragalamos a mi hija Lucía en un cumpleaños. También, Sally, una tortuga sabia que va a lo suyo y que ahora está empezando a despertarse del invierno. Eventualmente, hamsters, gorriones, gusanos de seda... Está claro que nos gustan los bichos.
En casa de mis padres pasaba lo mismo que Mari Cruz ha contado. Mi madre ha tenido siempre que atarnos corto porque cualquier animal que encontrábamos se quedaba a vivir. Al propio Lucero, un chucho listísimo, se lo encontró mi padre en la calle siendo maltratado por unos chavales y a casa se lo llevó. Curiosamente, aunque mi madre no lo quería al principio, el perro acabó siendo inseparable de ella.
Enrique, seguro que por la época, el perro que recuerda tu madre era el primer Lucero. Y sí, ya sabía eso que cuentas de que mi padre no dejaba a sol ni a sombra a Marita, tu madre. Creo que no se quería separar de ella y andaba siempre detrás. Paradojas de la vida, me ha contado muchas veces que tu madre le llevaba a visitar a unos parientes que tenía en La Elipa y que a él, con sus pocos años, le parecía un sitio muy lejano. Quien le iba a decir que tiempo después viviría en ese barrio que es donde yo nací, me he criado y he vivido hasta hace diez años, y donde siguen viviendo mis padres.
Abrazos para todos.
Carlos
Hola a todos, lo prometido es deuda y por fin he podido incluir en esta entrada el vídeo grabado en su día en el que se ve y se escucha a Moreni y Luisito cantando la canción del Lucero. No sé cual era la razón por la que no he podido hacerlo hasta ahora. Bueno, el caso es que ahí está.
ResponderEliminarEspero que os guste.
Carlos