La intención de este blog es que sea un punto de encuentro entre los descendientes de Pío Carrascosa y Lucía Beltrán. Se trata de descubrir historias, compartir fotografías y rememorar recuerdos. También conocer qué ha sido y es de los miembros, de antes y de ahora, de esta familia prolífica y numerosa. Sería un placer conseguirlo. Bienvenidos!
domingo, 16 de marzo de 2014
miércoles, 5 de marzo de 2014
A LOS LECTORES DEL BLOG
Este blog no tiene más pretensión que recordar anécdotas, personas e historias familiares, al tiempo que hacernos pasar a todos los que lo visitemos, de vez en cuando, un rato entretenido y entrañable. No obstante, si alguna de las personas mencionadas, o cuyas fotografías hayan aparecido hasta ahora, no se siente cómoda por ello o prefiere no aparecer en el blog a partir de este momento, no tiene más que decírmelo de manera privada. Gracias.
Mi correo electrónico: caral1965@hotmail.com.
domingo, 2 de marzo de 2014
EL TÍO PíO
El tío Pío, probablemente el más curioso, excéntrico y peculiar de los hermanos Carrascosa Beltrán. Creo que era el tercero. Jesús, Enriqueta, Pío, María, Lucía, Aurelia (no sé el orden de ellas tres) y Luisa, la pequeña.
Como espíritu libre le define Enrique Teso. Según he podido comprobar, esa idea romántica de un hombre absolutamente libre, eternamente joven y "antisistema", palabra tan de moda en nuestros días, con que le recuerda mi padre, está extendida a lo largo de la familia. Es cierto que el tiempo todo lo adorna, todo lo agranda o lo empequeñece, pero algo debió de tener el tío Pío que le hacía diferente al resto de su familia, de sus vecinos, de la gente común de su generación. Un hombre absolutamente original que, según mi padre, su ahijado de bautismo, en aquellos años convulsos de la guerra civil, se metía irónica e inteligentemente con todo el mundo, que no era de izquierdas pero tampoco era de derechas. Curiosamente, según le contaron a Mari Cruz su abuela Enriqueta, sus tías y Joaquinín, su padre, que quería al tío Pío como si fuera su hijo, el episodio de su arresto durante la guerra se debió a su defensa de dos monjas que estaban siendo molestadas por unos milicianos. Él, anticlerical convencido, que ni se casó con la tía Sara ni bautizó a ninguno de sus hijos, que les puso nombres de flores a dos de sus hijas, y para el que el único Dios era El Quijote, libro que increíblemente se sabía de memoria, que recordó durante toda su vida, y que declamaba a la menor ocasión como recuerdan varias personas de la familia que tuvieron la oportunidad de escucharle. Parece que se lo aprendió durante el tiempo en el que estuvo escondido para que no se lo llevaran, algo que finalmente no pudo evitar.
El primer aviso fue la quema del puesto de huevos que tenía en el lugar donde hoy se levanta el mercado de La Prosperidad, y que en aquel entonces, los primeros años treinta del siglo XX, era conocido como "el campo del Pío", precisamente por ese puesto, único en ese momento. Cómo único y famoso en el barrio era su coche y la bocina que, tal como recordaban hace poco mi padre y Ninín, provocaba la avalancha de todos los chavales que la reconocían y corrían a recibirle por aquellas calles de La Prospe, todavía de tierra... pabú, pabú...
En el tiempo en que todavía muy jóvenes, los Carrascosa Beltrán vivían en casa de sus padres, Pío tenía una peculiar manera de asearse a diario. Calentaba agua casi hasta el extremo, la vertía en una palangana y allí, en el patio del terreno de la abuela, se "escamondaba", palabra con la que mi abuela definía como su hermano se lavaba al aire libre con agua hirviendo. En el mismo terreno donde años después, él sólo, armado de pico y pala, excavó una mina que les sirvió de refugio durante los bombardeos y donde todos los primos Carrascosa jugaban una vez que la guerra hubo terminado.
Especialmente entrañable es el recuerdo de unos duros de plata que Pío guardaba y que sirvieron a su hermana María, mi abuela, y a su familia para que pudieran sobrevivir recién terminada la guerra. A la detención y posterior despido de mi abuelo se añadió que el dinero de la zona republicana, y Madrid lo era, dejó de tener valor.
Agradezco a Pamy, Palmirita, el envío de estas dos fotografías en las que podemos ver al tío Pío, su abuelo, ya muy mayor. Es el único de los hermanos a quien todavía no habíamos visto. Los que no le conocimos, ahora tenemos la oportunidad, y a los que sí, seguro que les gusta recordarle.
Hay muchísimas más anécdotas con el tío Pío como protagonista, y tiempo habrá para seguir recordándole, porque ¿qué es la vida sino recuerdos y palabras?
El tío Pío con una de sus nietas, Palmira.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)